Y el verdadero concepto de estar «conociendo» a alguien
Tendemos a creer que se debe “conocer” a fondo a la otra persona antes de plantear la idea de iniciar un noviazgo, pensamos que debe pasar un tiempo prudencial de integración para determinar si es cuestionable o no el inicio de este; el problema es que hemos mal interpretado este periodo de tiempo, y lo hemos tergiversado al beneficio (y a favor) de uno de los integrantes de la no iniciada relación, sin darnos cuenta de todo el daño que nos estamos haciendo al permitir que otra persona se involucre en nuestra vida sin que exista ningún tipo de cláusula compromisoria que indique términos y condiciones sobre el ingreso y entrada a nuestro corazón.
A pesar de haber superado el Y2K hemos vuelto a la década de 1920, donde el tener novio(a) era considerado un compromiso formal, que irrevocablemente terminaría en algo serio que nos encarcelaría para toda la vida. Independientemente de que hoy en día tenemos claro que el divorcio se toma a la ligera, que los hijos no unen a la pareja, y que el amor en verdad no es eterno; solemos tomarnos la palabra “noviazgo” como si esta fuera un tabú, como algo que no se debe mencionar a la persona que te gusta porque esto provocaría que la contra parte salga huyendo, es como si este estuviera prohibido, debido a que puede resultar con terribles consecuencias como el matrimonio o una decepción amorosa, cosas que a final de cuenta son esenciales para la evolución del ser humano.
El “conocer” a un(a) postulante para relación amorosa, no significa el tener sexo frecuente, la química sexual nace en el cerebro, no en los movimientos que tenga en la cama; el conocerse tampoco es salir en citas durante meses, los novios también tienen citas y esto no determina la longitud o la calidad de su relación; conocer a la otra persona no es compartir con el grupo de amigos del otro, este tipo de reuniones sociales son efímeras, y la opinión de terceros jamás ha sido una base pueda controlar a un corazón enamorado; el conocerse no es cuantificar las cualidades socio-económicas del otro, si así fuera, los matrimonios sería una sociedad con una vigencia de pocos meses; lo más importante es que, el conocer a una persona no tiene un tiempo estipulado, pero tampoco es una variable que determine el inicio de una relación afectiva; un claro ejemplo de ello es el que, no importa si has compartido con tu mejor amigo(a) desde que estaban en el jardín de infantes; a la fecha actual, has descubierto facetas que no sabías que existían y aun no le has terminado de conocer del todo.
Si miramos algunos años hacia atrás (no mucho), bastaba con que nos gustara alguien para proponer una relación sentimental, y era en la etapa del noviazgo donde se conocían las dos personas, ya fuera que esta durara las vacaciones de verano, o fuera un amor para toda la vida; era en esta etapa en la que dos personas se acoplaban en la cama, en lo social, en las diferencias etc. Y si recordamos nuestras relaciones de pareja hace unos 7 años atrás, o incluso, antes de que nos volvieran pedazos el corazón, podremos recordar que nuestras relaciones tenían rupturas menos dolorosas debido a que no existía el aura idealizadora de una relación no iniciada.
Sin importar cuan millennials seamos, ni cuanto nos adaptemos a la sociedad moderna; los sueños, expectativas e ilusiones de una relación no iniciada, al romperse, son mucho más dolorosas que el fin de una relación de varios años; esto debido a que somos una sociedad adicta al apego (apego a las redes sociales, al móvil de último modelo, etc), por lo tanto, en una relación de noviazgo, logramos ver realizadas varias de nuestras más preciadas ilusiones, mientras que en un periodo eterno de conquista o “conocerse”, quedamos pegados y aferrados a la peligrosa esperanza de que a mayor cantidad de tiempo transcurrido, mayor posibilidad de obtener nuestra meta, pero seamos sinceros…¿Cuántas veces esto ha sido una premisa acertada en nuestras vidas?.
El sistema es simple y trasparente, si te sientes bien con alguien, no esperas a que te llegue un reporte del FBI , la CIA, y el resultado de una evaluación psicológica para determinar qué quieres darte la oportunidad de una relación con la otra persona; pero cuando llevamos a cuesta las heridas del pasado ,y buscamos una compañía que nos ayude a sobrellevar la soledad , solemos dejar abierta la pregunta de ¿Qué quiero con este chico(a)?, causando no solamente un daño a esa persona, sino también a nosotros mismos, que terminamos por vernos envueltos en el drama de que ambas partes no deseaban el mismo objetivo final.
El corazón roto debido a una relación no iniciada aparece justo cuando el periodo de “estamos saliendo” se vuelve eterno, pues constante y secretamente estamos ansiando que aparezca “algo” que nos mueva el piso y sane todos nuestros dolores, o si es el caso, estamos diariamente esperando el momento en el que se formalice el sexo, las salidas y el amor brindado; pero la realidad es que la persona que no quiere definir la relación, simplemente sigue en la espera de que llegue su héroe o heroína a rescatarle de la torre del castillo en la que se metió.
Cambiemos el chip; en vez de “estamos conociéndonos”, es mejor ser francos y decir “en estos momentos no busco involucrarme con nadie”, y si estás del otro lado del juego, donde eres tú la persona a la que tienen de “mientras tanto”, salte de los bellos recuerdos de los momentos juntos, piérdele el miedo a la soltería, y recuerda es que mejor una soledad digna que una relación incompleta.
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